CAPÍTULO TRES
El restaurante japonés que había elegido era un lugar de parrilla hibachi, con las grandes cocinas abiertas para permitir que grandes grupos se sentaran a ver a los cocineros realizar su arte. Chloe y Moulton optaron por una mesa en la zona más tranquila y privada del restaurante. Cuando ambos estaban sentados, ella se alegró de ver que se sentía natural estar sentada en un lugar como este con él. Aparte de la atracción física, Moulton le había gustado desde el primer momento en que lo conoció. Él había sido lo único positivo en el día que la habían cambiado del equipo de respuestas de evidencias al programa de crímenes violentos. Y aquí estaba él, haciendo que los momentos incómodos de su vida fueran más soportables.
No quería arruinar su noche con tal conversación, pero sabía que si no se desahogaba, sería una distracción innecesaria.
–Entonces –dijo Moulton, doblando las esquinas de su menú al abrirlo–, ¿no fue extraño que te invitara a salir?
–Estoy segura de que depende a quién le preguntes –respondió ella–. El Director Johnson podría pensar que no es la mejor de las ideas. Sin embargo, para serte honesta, he estado esperando que me lo pidieras.
–¿Así que eres tradicional? ¿No me habrías invitado a salir tú? ¿Habrías esperado a que yo te lo pidiera?
–No es por ser tradicional, sino es por estar marcada por una relación pasada. Y supongo que es mejor que te lo diga. Hasta hace siete meses aproximadamente, estaba comprometida.
La sorpresa en su cara fue algo sólo momentáneo. Afortunadamente ella no notó miedo o incomodidad de su parte. Antes de que él pudiera comentar algo sobre esto, vino la camarera a tomar sus pedidos de bebidas. Ambos pidieron un Sapporo, haciendo el pedido rápidamente, para no dejar que el ímpetu de su conversación se interrumpiera.
–¿Puedo preguntar por qué se terminó? –preguntó Moulton.
–Es una larga historia. La versión resumida es que el tipo era autoritario y no podía separarse de la sombra de su familia, en particular de su madre. Y cuando de repente tuve la oportunidad frente a mí de tener una carrera en el FBI, él no me apoyó mucho. Tampoco me apoyaba en absoluto en mis propios problemas familiares…
Entonces se dio cuenta de que él quizás supiera algo de su historia familiar. Cuando fue a investigar sobre ello al final de su entrenamiento, estaba muy consciente de que era algo comentado en los pasillos de la academia.
–Sí, he oído un poco sobre ello…
Dejó el comentario en el aire. Chloe creyó que eso significaba que si ella quería contárselo, él la escucharía. Pero si ella prefería no hablar de ello, también estaría de acuerdo con eso. Y en ese momento, con todo lo que tenía en mente, pensó que era ahora o nunca.No tiene sentido esperar, pensó ella.
–Aunque te voy a evitar los detalles para más adelante, supongo que debería decirte que hoy vi a mi padre.
–¿Así que ya salió?
–Sí. Y creo que es sobre todo por los descubrimientos que hice sobre la muerte de mi madre en los últimos meses.
A Moulton le tomó un momento saber cómo continuar después de eso. Él también bebía sorbos de su cerveza como un método para tomarse un tiempo. Cuando dio un largo sorbo, contestó con lo mejor respuesta posible.
–¿Estás bien?
–Creo que sí, fue muy inesperado.
–Chloe, no teníamos que salir esta noche. Lo habría entendido si lo hubieras cancelado.
–Casi lo hago. Pero no le di el control de incluso otra parte de mi vida.
Él asintió y ambos tomaron el silencio que le siguió a ese momento como un tiempo para mirar sus menús. El silencio permaneció hasta que volvió la misma camarera para tomar sus órdenes. Cuando se fue, Moulton se inclinó un poco sobre la mesa y preguntó:
–¿Quieres hablar de ello o lo ignoramos?
–¿Sabes? Creo que preferiría ignorarlo por ahora. Sólo ten en cuenta que puede haber momentos de esta noche en los que podría estar distraída.
Sonrió y lentamente se levantó de su silla.
–Me parece justo. Pero déjame intentar algo, si te parece bien.
–¿Qué…?
Dio un gran paso hacia ella, se inclinó un poco y la besó. Ella retrocedió al principio, insegura de lo que estaba haciendo. Pero cuando se dio cuenta de su intención, dejó que sucediera. No sólo eso, sino que le siguió el beso. Era suave, pero con la urgencia suficiente para dejarle saber que de él había estado pensado en esto probablemente tanto tiempo como ella.
Él cortó el beso antes de que fuera incómodo, después de todo; estaban sentados en un restaurante, rodeados de personas. Y a Chloe nunca le han gustado