: Blake Pierce
: Antes De Que Sienta (Un Misterio con Mackenzie White-Libro 6)
: Lukeman Literary Management Ltd.
: 9781640299986
: 1
: CHF 4.80
:
: Krimis, Thriller, Spionage
: Spanish
: 250
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
De Blake Pierce, el autor de éxitos de ventas como UNA VEZ DESAPARECIDO (un #1 con más de 900 críticas de cinco estrellas), llega el libro #6 en una trepidante serie de misterio con Mackenzie White. En ANTES DE QUE SIENTA (Un Misterio con Mackenzie White-Libro 6), la agente especial del FBI Mackenzie White se topa con un caso donde las víctimas no encajan con ninguno de los perfiles que ella haya conocido hasta ahora: sorprendentemente, todas las víctimas son ciegas. ¿Significa eso que el asesino también es ciego? Sumergida en la subcultura de los ciegos, Mackenzie se esfuerza por entender, encontrándose fuera de su elemento mientras transita por el estado, corriendo entre hogares comunitarios y casas privadas, entrevistando a cuidadores, bibliotecarias, expertos y psicólogos. Aun así, a pesar de contar con las mentes más capaces del país, Mackenzie parece incapaz de evitar la serie de asesinatos. ¿Acaso se ha encontrado por fin con su némesis? Un thriller psicológico de suspense trepidante, ANTES DE QUE SIENTA es el libro #6 de una nueva e impactante serie-con una nueva protagonista-que le dejará pasando páginas hasta altas horas de la noche. También de Blake Pierce, ya está disponible a la venta UNA VEZ DESAPARECIDO (Un Misterio con Riley Paige-Libro #1), un #1 éxito de ventas con más de 900 críticas de cinco estrellas-¡y una descarga gratuita!

Blake Pierce es el autor número uno en ventas de USA Today, con su serie de misterio RILEY PAGE, que incluye diecisiete libros hasta el momento. Blake Pierce es también el autor de la serie de misterio MACKENZIE WHITE, que comprende catorce libros hasta el momento; de la serie de misterio AVERY BLACK, que comprende seis libros; de la serie de misterio KERI LOCKE, compuesta por cinco libros; de la serie de misterio MAKING OF RILEY PAIGE, que consta de cinco libros hasta el momento; de la serie de misterio KATE WISE, que comprende siete libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico CHLOE FINE, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico JESSIE HUNT, que consta de trece libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico AU PAIR, que consta de tres libros hasta el momento; de la serie de misterio ZOE PRIME, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de misterio ADELE SHARP, que consta de siete libros hasta el momento; y de la nueva serie de misterio ELLA DARK. Lector ávido y fanático de los géneros de misterio y suspense, a Blake le encantará saber de ti, así que no dudes en visitar www.blakepierceauthor.com para obtener más información y mantener el contacto.

PRÓLOGO


 

Ya había leído el libro doce veces por lo menos, pero no le importaba. Era un buen libro y hasta se las había arreglado para darle a cada personaje su propia voz. También ayudaba que se tratara de uno de sus libros favoritos—La Feria de las Tinieblas de Ray Bradbury. Para la mayoría, puede que pareciera un libro extraño que leer a los residentes de un hogar para ciegos, pero parecía que todos aquellos a los que se lo había leído estaban encantados.

Se estaba acercando al final, y su último residente lo estaba devorando. Ellis, una mujer de cincuenta y siete años, le había contado que había nacido ciega y que había vivido en la residencia los últimos once años, después de que su hijo decidiera que ya no quería cargar con el peso de una madre ciega, y la llevara a la Residencia Wakeman para Invidentes.

Parece que le cayó bien a Ellis de inmediato. Más adelante le dijo que no había hablado de él más que con unos cuantos residentes porque le gustaba tenerle para ella sola. Y eso le parecía bien. De hecho, eso resultaba realmente perfecto desde su punto de vista.

Y lo que era incluso mejor, hace unas tres semanas ella había insistido en que salieran de los límites de la residencia; quería disfrutar de su cuentacuentos al aire libre, con la brisa dándole en la cara. Y a pesar de que no había mucha brisa el día de hoy—que hacía un calor aplastante—eso le parecía bien. Estaban sentados en un pequeño rosal que había como a media milla de la residencia. Se trataba, le dijo ella, de un lugar que visitaba con frecuencia. Le gustaba el olor de las rosas y el zumbido de las abejas.

Y ahora, su voz, contándole la historia de Ray Bradbury.

A él le encantaba caerle tan bien. Ella también le caía bien a él, la verdad. Ellis no interrumpía su lectura con cientos de preguntas como algunos otros hacían. Simplemente se sentaba allí, con la mirada enfocada en un espacio que no había visto nunca de verdad, y se quedaba colgada de cada una de sus palabras.

Cuando llegó al final de un capítulo, miró su reloj de pulsera. Ya se había quedado diez minutos más de su tiempo habitual. No tenía más visitas planeadas para el día de hoy, pero tenía planes para más tarde por la noche.

Colocó el marcapáginas dentro del libro, y dejó el libro a un lado. Sin la historia para distraerle, se dio cuenta de que el calor sureño le resultaba realmente abrumador.

“¿Eso es todo por hoy?”., preguntó Ellis.

Él sonrió ante su observación. No dejaba de sorprenderle lo bien que los demás sentidos venían a reemplazar la falta de visión. Ellis le había oído moverse en el banquito cerca del centro del jardín de rosas, y después el suave sonido que hizo al posar el libro en su pierna.

“Sí, me temo que sí”, dijo él. “Ya he abusado de tu hospitalidad diez minutos de más”.

“¿Cuánto queda?”., preguntó ella.

“Unas cuarenta páginas, así que lo terminaremos la semana que viene. ¿Suena bien?”..

“Suena perfecto”, dijo ella. Entonces frunció ligeramente el ceño y añadió: “¿Te importa que te pida… en fin, ya sabes… es una tontería, pero…”

“No, está bien, Ellis”.

Se inclinó más cerca de ella y dejó que le tocara la cara. Ella le pasó las manos por el contorno de su rostro. Él entendía que lo necesitara (y Ellis no había sido la única mujer invidente que le había hecho esto) pero seguía resultándole de lo más incómodo. Una breve sonrisa apareció en los labios de Ellis mientras recorría su cabeza y retiraba las manos.

“Gracias”, dijo ella. “Y gracias por leerme. Estaba preguntándome si tenías algunas ideas para el siguiente libro”.

“Depende de lo que te apetezca”.

“¿Un clásico, quizás?”.

“Esto es Ray Bradbury”, dijo él. “Es lo más clásico que puedo llegar a ser. Creo que tengoEl Señor de las Moscas tirado por alguna parte”.

“Ese es sobre los niños que se quedan abandonados en la isla, ¿verdad?”.

“En pocas palabras, sí”.

“Suena bien, pero este… este deLa Feria de las Tinieblas es estupendo. ¡Buena elección!”.

“Sí, es uno de mis favoritos”.

Él se sentía bastante satisfecho de que ella no pudiera ver