| En reiteradas ocasiones hice ayunos: tres veces de cuarenta das, uno de 31 das, otro de 30 das, varias veces de 21 das, y muchos m?s...Sin embargo, puedo decir que Dios no necesita de mi ayuno. Somos nosotros los que por medio de la purificacin podemos ver lo mucho que tenemos que seguir trabajando para bendecir nuestras almas. Y por consiguiente el cuerpo.?Comenzar con el fin en la mente! Comprendiendo que todo lo que hacemos es para bien nuestro. Nadie nos est? obligando a hacer el ayuno, sino que lo hacemos voluntariamente.?Cu?nto bien nos hace cuando decidimos hacernos bien! Y considero que una de las m?s grandes bendiciones en nuestras vidas es dar un punto inicial de partida para un cambio total. Decido ayunar, decido hacerme bien: nuestro cuerpo lo manifestar? en armona, paz y alegra. |
