Introducción
La política exterior es un instrumento de política pública. Hace referencia a los instrumentos que utiliza un país en sus relaciones internacionales para alcanzar los objetivos fijados y el logro de determinadas metas. Con esa finalidad la República Argentina interactúa con otros países y actores transnacionales. Los distintos instrumentos de política exterior, tanto bilaterales, regionales como multilaterales son herramientas útiles para el logro de los objetivos de política interna y promover valores, principios e ideas fundamentales para los argentinos.
La Argentina está frente a un gran desafío, pero al mismo tiempo una gran oportunidad. Los últimos 20 años el mundo ha sido testigo de grandes cambios en términos económicos y comerciales: las economías emergentes, especialmente los países asiáticos, han crecido vertiginosamente traccionando el producto global, a la vez que se han multiplicado los acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio. Estos efectos han contribuido a estimular un fuerte crecimiento del comercio internacional.
Sin embargo, el crecimiento de la Argentina estuvo por debajo de su potencial y prácticamente no avanzó en su integración económica y comercial. Sólo exportamos un 13% de su PBI, frente a casi el doble que vendes otros países de ingresos medios altos, y con el Mercosur tenemos acuerdos comerciales preferenciales con países que representan solo el 10% de la economía mundial, muy por debajo del promedio global y aún muy lejos del 50% que exhiben países como Colombia, Australia o los miembros del EFTA. También disminuyó la importancia de nuestro país como receptor de IED en América Latina: pasamos de absorber el 16 % de la IED en la región en 1996 al 4 % en el 2016.
En cambio, otros países, tanto desarrollados como en desarrollo, han aprovechado este período para promover activamente su integración al mundo incrementando enormemente tanto la cantidad de acuerdos firmados como su cobertura comercial. En la última década, la UE, Chile, Turquía, el EFTA y Perú lideraron la cantidad de acuerdos celebrados, aunque los tres primeros agregaron mercados marginalmente y los últimos cerraron acuerdos con países con gran participación en el PBI Global.
Esta situación mantiene a nuestras empresas en una posición de competencia desventajosa con relación a competidores que gozan de un acceso preferencial a otros mercados.
En este contexto, estamos trabajando en diferentes iniciativas que apuntan a transformarnos en un país más confiable, transparente y con reglas claras, con una economía moderna, competitiva y con mayor relevancia en la escena internacional. Así alcanzaremos el desarrollo y fomentaremos el empleo de calidad. Es una estrategia gradual que se sustenta en la estabilización macroeconómica y en el aumento de la competitividad sistémica de la economía.
Profundizar la integración del país al mundo brindará señales adecuadas para lograr esta transformación. Se trata de un proceso que involucra a todos los actores económicos: sector público, privado y la sociedad civil, y que permitirá la transformación de la estructura productiva nacional, fomentando la participación en las cadenas de valor internacionales.
Mientras en el corto plazo buscamos incrementar la apertura de nuevos mercados donde hoy la Argentina es fuerte, a mediano y largo plazo hemos encarado una progresiva agenda de inserción internacional.
Durante la segunda mitad del siglo XX el crecimiento global tuvo su eje en el hemisferio occidental, con una preponderancia de los Estados Unidos como el referente indiscutido en diferentes ámbitos internacionales y como impulsor de la cooperación y el multilateralismo que definieron las reglas de juego sobre las cuales se apalancaron la estabilidad y el crecimiento económico.
Sin embargo, el escenario mundial se ha transformado en este último siglo. Las últimas dos décadas han visto un desplazamiento del dinamismo económico hacia la zona del Asia-Pacífico. China ha incrementado sustancialmente su participación en el producto mundial y se ha convertido en la principal exportadora global de bienes, adquiriendo un posicionamiento estratégico con la firma de acuerdos comerciales y otras iniciativas de gran envergadura.
Durante el período de posguerra, el ritmo del intercambio comercial internacional se aceleró –incluso por encima del crecimiento del PBI- bajo el paraguas de un mundo que se fue integrando a partir de las reglas de juego acordadas primero en el GATT y luego en su sucesora la OMC.
No obstante, desde la décad