: Antonio Basanta, Joaquín Rodríguez, José Antonio Millán, Martín Gómez, Ana Bustelo, Guillermo Schave
: Texturas 53: Un relato de la edición
: Trama Editorial
: 9788412835144
: 1
: CHF 6.20
:
: Sprach- und Literaturwissenschaft
: Spanish
: 144
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
En este número de Texturas se pueden encontrar textos de Rudyard Kipling y Mark Twain, José Antonio Cordón García y María Muñoz Rico, Guillermo Schavelzon, Julien Lefort-Favreau, Pablo Cerezo, Antonio Basanta Reyes, Joaquín Rodríguez, José Antonio Millán, Martín Gómez, Ana Bustelo, Pablo E. Odell y Henry Odell, Mariana Eguaras, David Soler, Iñaki Vázquez-Álvarez, Manuel Gil, José Antonio Millán, Edgar A. G. Encina y Víctor Sarrión.

Se juntaron Kipling y Twain


Rudyard Kipling

[1865-1936]

En 1889 —año en que viajó a Elmira, en el estado de Nueva York, para realizar esta entrevista—, Rudyard Kipling era un periodista de 23 años nacido en Bombay de padres británicos, que trabajaba para un periódico de Allahabad, India. A decir verdad, en aquel momento Twain no tenía ni idea de quién era su entrevistador, aunque disfrutó conociendo a Kipling. Poco después, sin embargo, Twain se convertiría en un admirador de sus libros, de los que a menudo leía fragmentos en voz alta a la familia y a los amigos. A partir de entonces, ambos escritores se mantuvieron en contacto: cuando sus viajes así se lo permitían, procuraban verse. En 1895, Twain le escribió esto a Kipling:

Me consta que está usted a punto de visitar la India. Esto me ha animado a viajar a ese lejano país para poder descargar de mi conciencia una deuda que tengo pendiente desde hace mucho tiempo. Hace años, como me confesó entonces, usted vino de la India a Elmira para saludarme y siempre ha sido mi propósito devolverle la visita y ese gran cumplido. Por consiguiente, llegaré el próximo enero y debe estar preparado. Vendré montado en unayah con los colmillos adornados con campanillas y aros de plata y escoltado por una tropa dehowdahs nativos, ricamente vestidos, a lomos de una manada debungalows salvajes. Y usted deberá tener a mano unas cuantas botellas deghee, porque sospecho que llegaré con sed.

Twain y Kipling recibieron sendos títulos honoríficos en una ceremonia celebrada en Oxford en 1907.

entrevista con mark twain1


Rudyard Kipling

Como grupo, dais pena. Sí, es cierto que algunos ostentáis el cargo de comisariado, y otros el de vicegobernador, y algunos tenéis el V.C., y otros disfrutáis del privilegio de pasear por elMall del brazo del Virrey, pero en esta gloriosa mañana he sido yo quien se ha reunido con Mark Twain, yo quien le ha estrechado la mano y yo quien se ha fumado un puro —no, dos puros— con él. A decir verdad, ¡he hablado con él durante más de dos horas! Que quede claro: no os desprecio, por supuesto que no. Sólo siento lástima por vosotros, del Virrey en adelante. De modo que, para aplacar vuestra envidia y demostraros que aún os considero mis iguales, os lo contaré todo con pelos y señales.

Al llegar a Buffalo me soplaron que estaba en Hartford, Connecticut, y una vez allí me dijeron «tal vez se haya ido de viaje a Portland», y más tarde un tamborilero grande y gordo me juró que el gran hombre y él eran uña y carne, y que Mark estaba pasan