: Julien Lefort-Favreau
: De la independencia editorial El lujo de ir a contracorriente
: Trama Editorial
: 9788412835175
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: Sprach- und Literaturwissenschaft
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Exacta ente, ¿qué significa ser independiente en el mundo del libro? ¿De quién o de qué son independientes las editoriales y las librerías? Y, sobre todo, ¿independientes para qué, con qué fin? ¿Qué tipo de edición independiente puede ser un modelo viable? Las reflexiones de Julien Lefort-Favreau describen un panorama cada vez más amenazado en distintas formas por los conglomerados mediáticos y los gigantes de la web, pero en el que, paradójicamente, florece un pujante espacio independiente para el libro. En este contexto, es urgente aclarar el concepto de «independencia» para editoriales y librerías, y este debe ser fruto de un análisis y debate conjunto y colectivo, porque, ¿qué sentido tiene ser independiente estando solo?

Julien Lefort-Favreau es profesor de Literatura francesa y Estudios culturales en la Universidad Queen's (Kingston, Canadá). Colabora en Liberté, Nouveau Projet y The Conversation. Es autor de Pierre Guyotat politique: Mesurer la vie à l'aune de l'histoire y Politique de l'autobiographie: Engagements et Subjectivités (con Jean-François Hamel y Barbara Havercroft).

introducción


En el año 2009 la policía interroga a Éric Hazan, fundador y editor de La Fabrique, y le conmina a confirmar el vínculo entre Julien Coupat y el libroLa insurrección que viene, firmado por un colectivo anónimo, el Comité invisible, para apuntalar la acusación de terrorismo contra Coupat. Unos meses antes, a finales de 2008, la policía detuvo a diez personas sospechosas de haber saboteado la catenaria de un TGV, entre ellas a Julien Coupat y a su mujer. Pero las pruebas son básicamente circunstanciales y, como el desarrollo de los acontecimientos demostrará, la policía se inventa todo el caso porque busca un pretexto para arrestar a los miembros de la comuna «anarcoautónoma» de Tarnac. Aun así, en esta siniestra historia hay motivos para alegrarse: desde hace mucho tiempo –desde la guerra de Argelia–, la policía francesa ha subestimado el potencial subversivo de los libros. Como un escándalo aumenta las ventas, el libro del Comité Invisible gana visibilidad y pasa de 8.000 ejemplares vendidos a más de 50.000. El colectivo no firmó contrato de edición; el editor solo tiene que declarar que desconoce la composición del Comité1. En esta ocasión no hay que rendir cuentas a nadie. Su independencia queda a salvo.

Mi hijo sacó en préstamo de la biblioteca municipal del pueblecito canadiense donde vivoThe Book Hog; muy probablemente lo atrajo el color rosa casi agresivo de la cubierta. El cuento relata la historia de un cerdito analfabeto con mucho afán de libros, que aprenderá a leer en la biblioteca con la ayuda de la señora Olive, la bondadosa bibliotecaria elefanta. Mientras tanto, se apodera de todos los libros que encuentra en cualquier sitio, en los bazares, en la basura, pero también en las librerías. Lo vemos ir a la librería Wilbur’s Books, cuyo cartel especifica que esindependently owned and operated.The Book Hog es una fábula muy bonita sobre la lectura compartida y el placer casi sensual que proporciona: alaba el olor de los libros y el ruido de las páginas al pasar. En cierto modo también hace apología de los centros de meditación. Cuando el cerdito está solo anda deambulando y no lee, pero con otras personas consigue descifrar los signos de la página y entrar realmente en el universo de la literatura. Los personajes son unos graciosos animales y el diseño del libro es de estilo antiguo: en la última página aparece un carné de biblioteca ficticio y el protagonista va en Vespa. El cuento tiene todo lo necesario para que le guste a un padre hípster y, más insidiosamente, para normalizar la idea de que el amor a los libros pertenece a tiempos pasados.Leer es antiguo. PeroThe Book Hog lo publica Hyperion-Disney, un sello del grupo Hachette Book, que pertenece al grupo empresarial Lagardère Publishing. Es muy difícil saber exactamente quién pertenece a quién en la galaxia de los libros sin tener delante y constantemente actualizado el complicado organigrama del mundo de la edición. En pocas palabras, a diferencia de la bonita librería a la que acude el protagonista porcino, aseguramos que esa editorial ni está en manos independientes ni actúa de manera independiente. En Quebec se diría que «los botines no siguen a los labios», una manera de subrayar que hay una contradicción entre las palabras y los hechos. Mi hijo no es consciente de esa contradicción; yo un poco más.