Introducción
Una envenenadora no es una asesina.
Ni siquiera una asesina que mata con veneno.
Hablamos de un tercer tipo de delincuente. Ni asesina, ni criminal que elimina congéneres mediante ponzoñas, sino envenenadora.
Ésa es la tesis que aquí se esgrime mediante una sucesión de casos que tratan de avalarla con el modesto ánimo de rebatir afirmaciones vulgares que se repiten sin criterio al conversar sobre ellas por medio de una información al alcance de todos.
«Virus», «tóxico», «ponzoña» y «veneno» son palabras sinónimas en su origen, aunque el tiempo da a cada una su particular significado y la hace específica. En 2018,Oxford Dictionaries decide que el término de ese año es «tóxico», y en 2019 aparece la covid-19, ese coronavirus convertido en la pandemia moderna. El concepto veneno es de interés general, y aquí lo abordamos en uno de sus aspectos: cuando es manipulado por mujeres.
La mujer-veneno no es sólo una sugerencia que serviría para crear un personaje imaginario, temible y poderoso que se codea con los que pueblan la fantasía de los X-Men, sino una denominación exacta de un género de asesinas en la antigua India, lasVisha Kanyas (jovencitas deletéreas / doncellas del veneno, según el sánscrito), cuya existencia se asegura en textos de diferentes épocas que desmienten su mera presencia fantástica.
LasVisha Kanyas, tal como hoy se entienden, son el resultado de un proceso de fabricación, gracias al cual se dota al cuerpo de la mujer de un arma que es capaz de causar la muerte con su saliva, el flujo vaginal o la lubricación; esto es, un instrumento criminal capaz de sortear cualquier sistema de inspección o vigilancia. Basta que el elegido tenga con ella íntimos contactos para ser su víctima, para debilitarse hasta extremos de vulnerabilidad o para morir, porque la mujer-veneno es a la vez un tóxico. A tal fin se eligen las jóvenes más atractivas y sugerentes, ya que los escenarios de sus ataques van a ser las alcobas de los enemigos.
En la etimología de Dalila, la vencedora de Sansón, viaja camuflado ese mismo concepto, pues el nombre Dalila contiene la raízdal de «débil», para significar «la que debilita», «la que empobrece», «la que envenena». Aunque, en el relato bíblico delLibro de los Jueces no aparece como envenenadora, los efectos de la filistea sobre el héroe son similares a los de una ponzoña. No distinguiremos en el libro la diferencia semántica entre «ponzoña» –lo que se ingiere– y «veneno» –lo que se inyecta–, por considerarlo, en todo caso, un criterio exclusivamente científico para la clasificación de animales por su forma de contagiar.
Esa mujer-veneno de la que se habla con justo miedo y atractivo fatal es la que nos sirve para iniciar el recorrido, no para localizar hoy mujeres de estas características, sino a sus herederas, auténticas dueñas de un cuerpo tan dañino como el suyo, las «lady ponzoña» que brotan en condiciones favorables como setas teñidas de vivos colores para engañar a incautos e ilusos que en la mayoría de las ocasiones no cometen otro pecado salvo el de estar ahí.
La ingesta gradual de veneno es el camino que sigue el mitridatismo en busca de la inmunidad, de acuerdo con los consejos y el ejemplo de Mitrídates VI, rey de Ponto. Un método apuntalado por la ley universal de los venenos que establece Paracelso: nada es veneno, todo es veneno; la diferencia radica en la dosis. Rasputin fue un fiel epígono del rey, pues consigue ser inmune al cianuro después de consumirlo en dosis mitridáticas.
La hija de Rappaccini (Rappaccini’s Daughter) es un relato del escritor norteamericano Nathaniel Hawthorne (1804-1894), publicado previamente en la revistaThe United States Magazine and Democratic Review (diciembre de 1844), y luego reeditado en la antología de 1846:Musgos de la vieja rectoría (Mosses from an Old Manse).
La hija de Rappaccini retoma la historia del científico loco Giacomo Rappaccini, afanado en cultivar plantas venenosas en su jardín. Mientras lleva a cabo su proyecto, desarrolla otro, mucho más original: conseguir que su hija Beatrice sea resistente a los tóxicos que él cultiva, aunque el proceso la convierta en vírica para los demás; es decir, el botánico trata de que su hija sea una nuevaVisha Kanya, pero más cercana al concepto de una persona infectada de coronavirus.
Octavio Paz se encarga de prolongar la historia en una versión teatral que se representa el 31 de julio de 1956 en el Teatro del Caballito de México con igual título,La hija de Rappaccini, la muchacha venenosa del botánico loco.
Hawthorne bebe delMudra Rakshasa (El sello del anillo de Rakshasa), firmado por Vishakadatta, un poeta del sigloIX que relata el enfrentamiento entre dos hombres a cada cual más poderoso. Uno