Introducción
La sociología nació como un proyecto moderno, y como todo proyecto moderno, siguió desde el comienzo y a lo largo de toda (o al menos, de casi toda) su historia el triple objetivo postulado por Comte:savoir pour prévoir, prévoir pour pouvoir.* La sociología apuntaba a conocer su objeto a fin de prever inequívocamente en qué dirección tendería a moverse: de ese modo, podría determinar qué hacer si se deseaba impulsarlo en la dirección correcta. Y el objeto a conocer, a analizar y eventualmente a moldear era la «realidad humana» —esa condición en la que (para retomar la famosa expresión de Marx) los seres humanos tomaban sus decisiones biográficas/históricas y de la que, sin embargo, la condición en sí misma está exenta (y por esa misma razón se la llama «realidad»)—. Precisamente, esa exención de todo poder de decisión fue el desafío planteado a la imaginación sociológica. Como la práctica moderna era un ejercicio de transgresión y trascendencia de los límites, todo lo que se resistiera al poder de decisión humano constituía una ofensa, uncasus belli, y un llamado a las armas.
El propio objeto debía conocerse porque conocerlo era equivalente a desactivarlo. Despojar al objeto de su misterio era como robarle el trueno a Júpiter. Una vez conocido, ya no opondría resistencia; o al menos uno podría prever esa resistencia, tomar las precauciones del caso, y adelantarse al golpe. Es por esto que las misiones de reconocimiento son la condiciónsine qua non para forzar al enemigo a rendirse. La información es la mejor de las armas, y cuanto más rigurosa y exhaustiva sea, más completa e irrevocablemente el enemigo, al hallarse despojado de sus secretos, perderá poder. Una vez conocidos, los que habían sido sus recursos se convertirán en una carga.
La ciencia moderna se constituyó, en la práctica, como esa rama de la inteligencia para la cual la realidad existente (el segmento del escenario donde se desarrollaba la acción que aún permanecía impenetrablemente opaco, oculto tras las sombras, y por ende todavía libre de interferencia y control) era el enemigo. En el transcurso de los últimos dos siglos, la sociología luchó para que se la reconociera como ciencia asumiendo ese papel y demostrando que era perfectamente capaz de representarlo.
Todo lo que hacen los agentes es lo que constituye la práctica, mientras que algún otro agente determinado a actuar encarna al adversario, y los objetivos que los agen