Introducción
Prefigurar eventos desobedientes para la educación escolar
Fernando Hernández-Hernández
Marisol Anguita
El lugar desde el que hemos escrito este libro
Este libro no es una declaración o una propuesta sobre algo que debe ser o que ha de hacerse para dar respuesta a los desafíos de la educación escolar. Es un conjunto de relatos de experiencia en los que compartimos lo que somos y lo que queremos ser cuando nos implicamos y participamos en la vida del aula y de la Escuela.1 En buena medida, lo que aquí se presenta es una trama de historias en las que compartimos nuestras experiencias en la educación infantil, primaria, secundaria y universitaria. Las hemos escrito con la finalidad de narrarnos y cuidarnos a partir de la escucha y la conversación atenta para afrontar así las experiencias cotidianas en la escuela, desde un pensamiento y unas prácticas en las que indagamos y generamos experiencias, conocimientos y saberes.
Los primeros referentes que se reflejan en las historias de este libro se remontan a la reforma de 1990 (LOGSE). Se configuran en la propuesta, basada en cinco años de experimentarla intensamente en la escuela Pompeu Fabra de Barcelona,2 de lo que entonces llamamos «aprender mediante proyectos de trabajo». En el grupo Minerva primero y en el grupo de la Perspectiva Educativa de los Proyectos de Trabajo (PEPT) ahora, hemos compartido la imposibilidad de «enseñar a hacer proyectos», la importancia de narrar, la (des)colonización de las infancias, las cartografías como formas de documentar y de conocer, las políticas y pedagogías de los afectos... En estos encuentros, que nos han convocado a lo largo de más de 30 años, hemos tratado de generar saber pedagógico en compañía, a partir de pensarnos en y desde las narraciones de nuestras experiencias de vida de aula.
Una de las preguntas que nos ha acompañado en estos años ha sido: cómo compartir aquello que no puede ser enseñado. No porque consideremos que se trata de un secreto solo para iniciados, sino porque la manera en la que nosotras hemos ido urdiendo lo que en su día denominamos «aprender mediante proyectos de trabajo» no se puede «vivir» si no se comparte el sentido o perspectiva de educar(se) en el que se sustenta y el de la Escuela en la que se proyecta.
Porque asumimos esta imposibilidad, consideramos que este no es un libro sobre una práctica –la de los proyectos, considerados como un método, como una serie de prescripciones y de pasos, de una práctica marcada por ese «tener que hacer», al que se refiere Deligny–,3 sino como «un conjunto abierto de infinitos: trenzar, errar, ornar, urdir, creer…». Siguiendo el rastro de Deligny en Garcés (2020), lo que exploramos entre nosotras y en las aulas son experiencias de «permitir». No como dar permiso, sino para «permitirlos –permitirnos– tener la sensación de poder algo respecto a aquello que pasa; de no ser solo los que restan o los que quedan» (Deligny, 2008, p. 707).
Pensar la educación escolar desde una pedagogía desobediente4
Este libro comparte con diferentes actores sociales, dentro y fuera de las instituciones educativas, el afán de llevar a cabo una política prefigurativa, considerada como un conjunto de prácticas y de relaciones sociales que, en el momento presente, anticipan los fundamentos de una sociedad futura (Ouviña, 2013; Graeber, 2019). Esta política la realizamos reconfigurando lo que puede ser considerado como educar en la Escuela, explorando en qué espacios se producen y difunden proyectos de indagación, y problematizando quién se considera legitimado o no para hacerlos y apreciarlos.
Esta prefiguración nos acerca a una pedagogía desobediente (Atkinson, 2018). Pensamos en la desobediencia no como ir a la contra de…, sino como desplegar una posibilidad para una apertura que nos lleva a resistir a las fuerzas que nos normalizan y nos invitan y obligan a claudicar ante pensamientos y prácticas preestablecidas. La noción de pedagogías desobedientes se relaciona con la defensa de unethos pedagógico que no anticipa ni determina un sujeto ontológico o epistemológico prescrito (el docente o el aprendiz). La desobediencia se planta ante la invalidación ontológica y epistemológica de aquellas prácticas que no se ajustan a la prescripción. Unethos desobediente no se guía por principios o valores trascendentes, sino que trata de pe