Feelia 1999
Eh, aparta la cortina, déjame ver tu cara. Solo oigo tu respiración en la oscuridad. Adentro y afuera, como en una de esas máquinas. Una de esas cabronas que hacen bip-bip. Aquí metidas tenemos tiempo suficiente. Respiran por ti. Hacen latir tu corazón por ti. Bip-bip. Dentro, fuera. Dentro, fuera. Dentro, fuera. Eso es lo único que oigo en este sitio.
Así que no vas a apartarla… ¿Estás demasiado enferma para hacerlo? A mí me han molido de cojones. Pero no me avergüenzo de ello. Te dejaré ver mi cara. Tú…, bueno, no pretendo invadir tu intimidad. Dejaré la puta cortina cerrada si eso es lo que quieres. Quédate ahí a oscuras. Dentro y fuera. Dentro y fuera, con el puto bip-bip.
Voy a abrir la ventana. Este sitio huele a muerte y eso que se supone que tienen que mantenernos vivas. Joder, eso sí que es… ¿cómo se dice? Irónico, eso es. Voy a abrir esa ventana. Espero que no te importe si fumo. Joder, espero que no tengas ninguna puta enfermedad pulmonar ni nada por el estilo. Eso espero. Bueno, un poco de humo de cigarrillo de segunda mano no te dejará peor. Después de todo, ya estás aquí.
Vas a quedarte ahí sentada en silencio. No vas a decir ni mu. Me dejarás desbarrar. Me dejarás seguir a lo mío. No me contarás qué te sucede ni cómo has llegado a este lugar. Solo quieres escuchar mi historia, puta cotilla.
Lo importante es saber hacerlo a oscuras.
¿Sabes de qué hablo? ¿Sabes de qué va el asunto? Conoces la calle, ¿verdad? Todos tienen que pagar por jugar. Incluso yo. No soy más que otro eslabón de la cadena. Es un juego de suerte y habilidad.
Dicen que eres afortunada si alguien se para en tu esquina. Afortunada si tienes oportunidad de asomarte a la ventanilla de algún coche. Afortunada si alguien te lleva a dar una vuelta por alguno de esos sucios callejones de Western o hasta una de las calles secundarias de Jefferson Park. Mucho más si te llevan a una habitación de hotel. Y ya ni te cuento si te devuelven entera al lugar donde te recogieron.
Yo soy afortunada. Conozco las calles. Al menos eso creía. Te lo explicaré… Tienes que ser diligente. Sí, menuda palabra. Difícil de pronunciar. Pero es bueno conocerla. Diligente. Si me vuelven a preñar, así es como voy a llamar a la criatura… Diligente. Diligente Jefferies.
Joder, pero lo que yo no sabía es que también hay que serlo cuando no estás trabajando. Estaba en el Miracle Mart, comprando una botella de Hennessy y un paquete de Pall Mall. Ni siquiera estaba trabajando. Simplemente estaba en la esquina encendiendo un cigarrillo. Disfrutando de esa mierda, ya sabes. Por una vez no hace calor. El viento en los árboles. ¿Sabes lo que te digo? Haciéndolos bailar. Es bonito.
¿Quieres saber lo que está jodido de verdad? South Central. Todo el mundo dice que es feo, que está hecho mierda. ¿Alguna vez has dado un paso atrás para echarle un vistazo? Quiero decir, para mirarlo bien. Ese puto sitio no está mal del todo, incluso es bonito. Tenemos casitas limpias y cuidadas, con sus patios delanteros y traseros. Tenemos espacio. No es que yo viva en una casa, no. Vivo en un apartamento, pero todas las casas de los alrededores… son bonitas. Me gusta mirarlas. También hay árboles. ¿Alguna vez te has fijado en los árboles? Los que tienen flores rosas y los de las flores moradas. Seguro que te parecen iguales, pero hay que prestar atención.
Pues estoy pensando en eso mientras enciendo un cigarrillo apoyada en la fachada del Miracle Mart. ¿Conoces el sitio? El tío que trabaja allí es de Japón. Yo soy de las afueras de Little Rock. En f