: Simon Scarrow
: Los días del César
: Edhasa
: 9788435047302
: Cato y Macro
: 1
: CHF 8.90
:
: Erzählende Literatur
: Spanish
: 484
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Cato y Macro los personajes que ya se han convertido en una leyenda de la novela histórica para millones de lectores, se vuelven a meter en líos, para salvar el Imperio Romano. El emperador Claudio ha fallecido y ahora es Nerón quien lleva las riendas del Imperio. Sin embargo, su hermanastro, Británico, ha reclamado el trono. Una sangrienta lucha de poder está en marcha. Todo lo que desean el prefecto Cato y el centurión Macro es vivir la vida militar que les corresponde, luchando con sus valientes y leales hombres. Pero Cato ha llamado la atención de algunos grupos rivales que están decididos a ponerlo de su parte. Para sobrevivir, Cato deberá fiarse de su astucia y sólo cuenta con la ayuda del único romano de todo el Imperio en quien puede confiar: Macro. A medida que las fuerzas rebeldes aumentan, los legionarios y guardias pretorianos son movidos como piezas de ajedrez por figuras poderosas y sombrías. Un juego político ha creado el máximo desafío militar. ¿Se puede evitar la guerra civil? El futuro del Imperio está de nuevo en manos de Cato...

CAPÍTULO UNO

Roma, a finales del 54 d. de C.

Todo empezó, como pasa siempre con estas cosas, con unas cuantas bebidas. Las peleas no eran algo inusual en el barrio de la Subura, y mucho menos en la posada llamada Rómulo y la Loba, bien conocida por su vino barato, sus alegres fulanas y los múltiples clientes que vendían información confidencial sobre las carreras de carros. Era una de las tabernas más grandes de todo el suburbio, y ocupaba toda la planta baja de una casa de piso, en la esquina de una pequeña plaza. Un largo mostrador corría a lo largo de la pared del fondo y, desde allí, el propietario, Tribonio, dirigía a un pequeño grupo de mujeres muy maquilladas que servían a los clientes bebidas, una gama limitada de alimentos e incluso otros servicios si alguien tenía apetito carnal. Dos hombres muy robustos permanecían de pie a cada lado de la puerta que daba a la calle, para comprobar que los clientes no llevaran armas antes de dejarlos entrar. Algunos posaderos declinaban tomar tales precauciones por miedo a alejar a la gente, pero Tribonio llevaba más de veinte años en el negocio y tenía una clientela fija, que toleraba la restricción por el aprecio que tenía a los placeres que encontraba dentro.

Había pasado apenas un mes de la muerte del emperador Claudio. Aquella noche llovía y las calles de Roma relucían bajo el golpeteo y el susurro constante de las gotas de lluvia. Los moradores de la capital habían recibido la noticia del fallecimiento de Claudio con mucha prevención y ansiedad, y ésa no era una buena noticia para Rómulo y la Loba, ya que muchos vecinos evitaban las calles en lo posible, temiendo enfrentamientos entre las facciones rivales que apoyaban a los hijos del emperador, Nerón y Británico. El viejo podía ser un poco atolondrado y torpe, pero había sabido mantener al pueblo alimentado y entretenido; y lo más importante: su reinado había sido estable, consiguiendo hacer olvidar la crueldad implacable de los dos emperadores que le habían antecedido. Pero cuando hay dos herederos al Imperio más poderoso del mundo conocido, lo normal es que haya tensión, por decirlo de una manera suave.

Nerón, con dieciséis años, era el mayor de los dos chicos, que se llevaban tres años de diferencia. No era hijo natural de Claudio, pero sí hijo de la emperatriz Agripina, que por su parte era hija del hermano de Claudio. El matrimonio entre tío y sobrina había requerido un cambio de la ley, pero los senadores habían decidido magnánimamente perdonar un pequeño inconveniente como era el incesto a cambio de granjearse el favor de su emperador. Y, por tanto, Nerón se convirtió en hijo legítimo de Claudio. Justamente por ello, por la imposición de aquel hermano adoptivo, el hijo natural, Británico, se sintió dolido, aunque su situación como preferente pronto se vio empeorada gracias al control que ejercía su madrastra sobre l