: Simon Scarrow
: Corazones de piedra
: Edhasa
: 9788435046725
: 1
: CHF 9.80
:
: Erzählende Literatur
: Spanish
: 576
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
1938. El verano es perfecto en Léucade. El joven Peter Muller, de visita en la isla griega junto a su padre por una expedición arqueológica, ha fraguado una estrecha amistad con los lugareños Andreas y Eleni. Los tres jóvenes, atrapados por la política y la guerra que se cuece a fuego lento en Europa, se verán obligados a separarse. Peter y su padre deberán volver a Alemania, pero juran volver a reunirse en el futuro... 1943: La guerra ha llegado a Grecia y las fuerzas fascistas han ocupado la isla. Andreas y Eleni se han unido a las fuerzas partidarias que resisten a la invasión alemana y Peter, por su parte, ha vuelto como oficial de inteligencia de las fuerzas enemigas, peligrosamente bien informadas. Una amistad nacida en tiempos de paz durante la guerra se convierte en una desesperada batalla entre enemigos acérrimos que deben sacrificarlo todo por los países que aman... Simon Scarrow lo ha hecho de nuevo. En 'Corazones de piedra', evoca de forma brillante el drama, el horror y el abismo de la Segunda Guerra Mundial, demostrando una vez más su talento a la hora de narrar campañas militares y, sobre todo, la esencia del ser humano. Una obra arrolladora que nos habla no sólo del horror de la guerra, sino también del heroísmo y el sacrificio de los que quedaron atrapados en ella.

Simon Scarrow fue profesor de historia hasta obtener un resonante éxito en el ámbito de la narrativa histórica con la serie protagonizada por los militares Quinto Licinio Cato y Lucio Cornelio Macro, de la que Edhasa ha publicado ya las catorce entregas (El águila en el Imperio, Roma Vincit!, Centurión, Hermanos de sangre, Britania, y Los días del César, entre otras).Además de la serie juvenil Gladiador, es autor de tres novelas independientes: La espada y la cimitarra, Sangre en la arena y Corazones de piedra. Con Sangre joven inició el que quizá sea su más ambicioso proyecto novelesco: las vidas paralelas de Napoleón y Wellington, que ha culminado en cuatro entregas (Sangre joven, Los Generales, A fuego y espada y Campos de muerte), todas publicadas por Edhasa. En 2017, junto con Lee Francis, se ha embarcado en un nuevo proyecto: Jugando con la muerte, thriller protagonizado por Rose Blake, agente especial del FBI.

Prólogo

Léucade, septiembre de 1938

El obturador hizo clic. Karl Muller bajó la cámara y sonrió a los tres adolescentes, dos chicos y una chica, sentados en el banco. Tosió y les habló en griego.

–Ya está. Hecho.

Mientras guardaba su Leica en la funda de piel, los tres adolescentes se levantaron y se dirigieron a la mesa donde habían colocado los últimos hallazgos de las excavaciones. Sólo quedaba un estudiante de Berlín trabajando como ayudante de Muller; el resto ya había hecho las maletas y había vuelto a casa, tras la convocatoria del jefe de departamento de la universidad. No sólo los de su expedición, sino también los de las otras dos que había en las islas jónicas y, por lo que Muller sabía, todos los equipos arqueológicos del Mediterráneo habían recibido órdenes de abandonar el trabajo y volver a casa. Todo por culpa del deterioro de la situación internacional. Muller lo había postergado tanto como había podido, pero había acabado cediendo tras el último telegrama de Berlín, en el que le instaban a cumplir órdenes o asumir las consecuencias.

Al recordar el telegrama miró ansioso a su hijo. Peter era muy alto para sus dieciséis años, por lo que podían confundirlo con alguien mayor. Aún no tenía músculo en su cuerpo esbelto, por lo que parecía un tanto frágil. Las gafas le hacían parecer más delicado todavía. Muller soltó un breve suspiro. Su hijo era lo único que le quedaba en el mundo tras el fallecimiento de su esposa varios años atrás. Muller temía por el chico mientras observaba, de pie, fascinado, los últimos hallazgos. En otras circunstancias, Peter sería libre de seguir los dictados de su corazón y compartir el interés de su padre por la arqueología. Pero el mundo era como era, dominado por los despiadados credos de duros gobernantes y sus secuaces. Amenazaban con la guerra y, si lograban sus propósitos, Peter se vería atraído hacia el peligroso abrazo bélico. Muller había visto al ejército en el frente occidental durante la primera gran lucha del siglo actual, y le costaba olvidar el horror de entonces. Rezaba porque su chico, y millones de chicos más, no tuvieran que compartir el mismo destino de la generación anterior.

La chica se le había acercado tímidamente, y lo miraba mientras guardaba la cámara. Muller se volvió hacia ella con una sonrisa cálida:

–¿Qué puedo hacer por ti, Eleni?

–Herr Muller –la chica se dirigió a él por su apelativo alemán, y luego siguió, titubeante, en el alemán que le había enseñado Peter–. La foto que ha hecho... ¿Es posible...? ¿Me podría dar una copia?

Muller asintió.

–Claro. Me encargaré de ello cuando vuelva a Léucade y revele la película. –Señaló al otro chico–. Y también haré una copia para Andreas.

Eleni Thesskoudis sonrió ampliamente. Sus dientes blancos contrastaban con el tono oliva de su piel y el cabello largo y oscuro que enmarcaba su rostro ovalado con los ojos castaños. Guapa chica, pensó Muller para sí. Entendía por qué Peter se sentía atraído hacia ella. Era evidente que el chico estaba prendado de ella, aunque no quisiera admitirlo ante su padre, negándolo de ese modo categórico y nervioso propio de los adolescentes.

–Gracias, Herr Muller. Es usted muy amable.

–Y tú sabes cómo encandilar a los hombres para que hagan lo que quieres, ¿eh? –bromeó Muller. Eleni sonrió tímidamente y meneó la cabeza, y luego se volvió y se unió a sus amigos, que se inclinaban hacia la mesa que quedaba más cerca. Pete