: Mauricio Wiesenthal
: Sonata humanista
: Edhasa
: 9788435048101
: 1
: CHF 5.30
:
: Erzählende Literatur
: Spanish
: 80
: DRM
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Nietzsche, Zweig y Camus. Vivimos tiempos convulsos. Y, sin embargo, en la sociedad de nuestros días, moderna y avanzada, ociosa y cómoda las más de las veces, no existe el amparo de los ideales ni se realza ningún proyecto de progreso moral ni de sacrificio o trabajo. Todo ha sido asumido por un inmenso relativismo moral, sin entender que lo ecuánime y lo justo no es precisamente lo igualitario'. No obstante y pese a todo, la vida y la condición humana tienen su base en la reivindicación de libertades en un único ideal humanista que no es otra cosa que una civilización de justicia, respeto y responsabilidad. Y esto bien lo sabían Nietzsche, Zweig y Camus. Fueron ellos tres espíritus libres que, en la época moderna -que no tan lejos queda de la nuestra-, se enfrentaron a los excesos del racionalismo desde muy diferentes concepciones de pensamiento: Stefan Zweig, víctima de la guerra y del racismo; Albert Camus hombre brillante y valeroso que, tras enfrentarse a las dictaduras y a los totalitarismos, se dejó la vida en un desgraciado accidente, y Friedrich Nietzsche, quien, aun sindo el espíritu más clarividente de la modernidad, que se volvió loco y murió en las alambradas, de la desmemoria y del absurdo. Por ello Mauricio Wiesenthal, como siempre clarividente y racional, delicado humanista y libre pensador, con pulso firme y mente lúcida, nos reúne los esbozos más profundos y literarios de sus tres vidas en esta Sonata humanista, en símbolo poético, en un pentagrama de espinos.

Mauricio Wiesenthal (Barcelona, 1943) es uno de los escritores más variopintos y prolíferos del panorama literaria español. Enólogo, fotógrafo, coleccionista de múltiples anécdotas de los más ilustres personajes y viajero empedernido, ha cultivado todos los géneros literarios antes de crear el suyo propio. Libro de réquiems, El esnobismo de las golondrinas, Luz de vísperas y El viejo León, todas ellas publicadas en Edhasa, le han convertido en uno de los autores actuales más respetados por la crítica y más cálidamene acogidos por los lectores. También ha publicado El gran diccionario del vino (revisado por Wiesenthal en 2011 para la nueva edición en Edhasa). Posteriormente han aparecido Siguiendo mi camino (2013), Rainer Maria Rilke (2015), La hispanibundia (2018) y Orient Express (2020). A finales del 2020 y 2021 publica en Edhasa 4 pequeños volúmenes de relatos que se agrupan por temas: Appassionata, Suite Romántica, Concierto para Libertinos y Sonata humanista.

PRÓLOGO

En estos ensayos biográficos sobre figuras estelares de la cultura europea no podía faltar una trilogía dedicada a las luces del pensamiento humanista, representadas por tres nombres muy significantes: Friedrich Nietzsche, Stefan Zweig y Albert Camus. No los he elegido al azar: tienen en común la «modernidad» de su pensamiento, están cercanos a nosotros en el tiempo y también en la índole y el alcance de los retos que tuvieron que afrontar en su experiencia vital, pues vivieron ya las horas inciertas del relativismo, conocieron la decadencia del racionalismo con el crepúsculo salvaje y brutal de sus ideologías (el materialismo, el comunismo, el nazismo, el fascismo) y se vieron envueltos y fatalmente amenazados por las locuras fanáticas que tanto daño hicieron a la tradición humanista europea.

El editor ha elegido para la cubierta un dibujo espléndido, porque concierta en un símbolo poético el significado, el alcance y el sentido de estas tres vidas: un pentagrama de espinos con rosas. Me parece oportuno recordar que, entre los tres personajes de estaSonata humanista, hay una víctima de la guerra y del racismo (Stefan Zweig), un hombre brillante y valeroso que –tras enfrentarse a las dictaduras y a los totalitarismos– dejó la sangre de su juventud en un desgraciado accidente (Albert Camus), y un genio que –siendo el espíritu más clarividente de la modernidad– se volvió loco y murió en las alambradas del silencio, de la desmemoria y del absurdo (Friedrich Nietzsche).

Esta serie de trilogías (Appassionata, Suite romántica, Sonata humanista yConcierto para libertinos) que he propuesto a mis lectores, agrupando algunos de mis ensayos biográficos, comparten algunos acordes; fundamentalmente, la reivindicación del espíritu frente a las simplificaciones racionalistas, la demanda urgente de una educación iniciática, al estilo de lo que en la literatura europea llamábamosBildungsliteratur, y el retorno a una conciencia humanista de la sabiduría. En este pequeño volumen reúno precisamente a tres maestros indiscutibles del humanismo.

A Nietzsche, Zweig y Camus pude haber añadido algunos otros personajes como Alberto Magno, Vives, Tomás Moro, Erasmo, Pascal, Montaigne o Romain Rolland –no muchos, pues pocos son los que hicieron tanto por la dignidad de la condición humana–, y concretamente mis lectores podrían echar de menos a Goethe o a León Tolstoi; pero hay una razón por la que no están incluidos aquí, ya que el primero de ellos aparece ya en laSuite romántica de esta misma colección, y al novelista ruso le dediqué un libro especial:El viejo León. Tolstoi, un retrato literario.

Las ciencias y la técnica, cuyos horizontes son ilimitados como cualquier obra del pensamiento, sólo contribuyen al progreso humano cuando se conforman a los valores de la civilización y la cultura; incluso sometiéndose a límites de pacto social, de bondad, de belleza y de misericordia. Y me preocupa mucho que hoy –agradecidos como debemos estar al progreso científico– vayamos a dar en una «tecnificación» sin «humanismo». ¿De qué sirve darle un tenedor a un «antropófago», un martillo a un iconoclasta o una ametralladora a un asesino o a un maltratador? El único ideal humanista es una civilización de justicia, de respeto y de responsabilidad. Pero ocurre, por el contrario, que el acceso arbitrario y sin juicio crítico a los beneficios del progreso ejerce hoy una influencia reaccionaria sobre los pueblos más privilegiados, que se consideran por encima de su pasado y ya no se sienten deudores de sus maestros ni de los grandes hombres que nos guiaron en el camino de la civilización y el humanismo. Y esa ignorancia –unida a la soberbia que distingue a muchos políticos modernos– nos lleva a olvidar que conservamos en nuestro interior inquietantes pulsiones de nuestra historia bárbara que creímos superada y vencida. Es lo que los viejos filósofos llamaban «la supervivencia de lainfrahistoria en la historia». Dos guerras mundiales nos dejaron en Europa buen testimonio de los instintos salvajes que sobreviven en las culturas que se creen superiores y más elevadas.

La identificación del progreso con el racionalismo es simplista, tendenciosa y absolutamente injusta, ya que –