DEL RUMOR DE DIOS, TRANSITANDO
DE LAPOTESTASA LAAUCTORITAS
Mª Ángeles López Romero, en este aleccionador, realista, sencillo a la par que profundo libro, pone en mi boca la idea de que entre la juventud española «hay muchos para quienes no hay un “humus religioso” en su entorno, no perciben rumores de Dios, de modo que la fe, para ellos, no forma parte de lo plausible. Incluso puede suceder que el rumor que les llegue les aleje del relato de Dios». En realidad estoy trasladando, en alguna publicación mía, la experiencia de fe del gran sociólogo vienés, afincado en Estados Unidos, Peter Berger en su más que estimulante libroCuestiones sobre la fe. Peter Berger trae a colación esta fórmula de san Agustín: «Nadie cree en algo si previamente no piensa que es creíble», y la comenta señalando que, en la dinámica de la fe, hay un movimiento delcredendumalcredo,y añade que «estecredoes el resultado de mi respuesta a una historia particular que me ha sido comunicada a través de otros seres humanos, algunos aún en vida, otros hace ya mucho desparecidos.El relato llega hasta mí como un rumor de Dios. Escucho el relato y, en el acto de fe, le respondo con un sí»1. Como se ve, la fe, su fe, según Berger, no es otra cosa que un sí personal a un relato que él ha percibido en su entorno, básica pero no exclusivamente familiar, un relato en el que él percibía como un rumor de Dios.
Quizá de forma algo más intelectual y elaborada no otra cosa dice Paul Ricoeur de su fe cristiana cuando, en una publicación póstuma suya, encontrada entre sus papeles manuscritos tras su fallecimiento, califica su cristianismo como «un azar transformado en destino por una elección continuada»2. Y lo explicita con estas palabras:
Un azar: de nacimiento y, más ampliamente, de herencia cultural. Cuando se me ha objetado que «si usted fuera chino, hay pocas probabilidades de que fuera [sic] cristiano», he solido responder: ciertamente, pero usted no habla de mí, sino de otra persona. Yo no puedo escoger ni mis antepasados ni mis contemporáneos. Hay en mis orígenes una parte de aleatorio, si miro las cosas desde el exterior, y si yo las considero desde dentro, un hecho situacional irreductible. Así soy yo, por nacimiento y por herencia. Y lo asumo. Yo he nacido y he crecido en la fe cristiana de tradición reformada. Es esta herencia, indefinidamente confrontada, en el plano delestudio, con todas las tradici