: Kate Brown
: Manual de supervivencia Chernobil, una guía para el futuro
: CAPITÁN SWING LIBROS
: 9788412090680
: Ensayo
: 1
: CHF 10.70
:
: Geowissenschaften
: Spanish
: 496
: Wasserzeichen
: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
Aprovechando una década de investigación de archivos y entrevistas en terreno en Ucrania, Rusia y Bielorrusia, Kate Brown revela en este libro toda la amplitud de la devastación y el encubrimiento sobre las consecuencias reales del desastre que siguió a la explosión del reactor en Chernóbil. Sus hallazgos dejan claro el impacto irreversible de la radioactividad generada por la mano del ser humano en cada ser vivo; y de manera inquietante, nos obligan a enfrentar el legado incalculable de décadas de pruebas de armas y otros incidentes nucleares, y el hecho de que estamos emergiendo en un futuro para el cual aún no se ha escrito el manual de supervivencia.

Kate Brown. Profesora de ciencia, tecnología y sociedad en MIT. En 2015 recibió el Premio a la Excelencia en Investigación de Regentes de la Universidad de Maryland y en 2017 el Premio Berlín de la Academia Americana en Berlín. Ha recibido becas de la Fundación Guggenheim, la Fundación Carnegie, el Instituto Universitario Europeo, el Instituto Kennan, el Centro Davis de Harvard para Estudios de Rusia y Eurasia y el Museo del Holocausto de EE.UU. Muchas otras instituciones importantes han apoyado sus investigaciones. Es editora consultora de la American Historical Review (AHR).

Manual para el

superviviente

Tres meses después del accidente de Chernóbil, en agosto de 1986, el Ministerio de Salud ucraniano distribuyó cinco mil copias de un folleto informativo dirigido a «residentes de comunidades expuestas al poso radiactivo de la estación atómica de Chernóbil». El folleto interpelaba directamente al lector («vosotros») y comenzaba ofreciendo plenas garantías.

¡Estimados camaradas!

Tras el accidente en la central nuclear de Chernóbil hemos analizado minuciosamente la radiactividad de los alimentos que ingerís y del territorio en que residís. Los resultados demuestran que ni adultos ni niños corréis peligro alguno por trabajar y vivir en dicho territorio. La mayor parte de la radiactividad ha desaparecido. No existen motivos para que dejéis de consumir productos agrícolas locales.

Al pasar de la primera página, sin embargo, los lectores comprobaban que el ímpetu de certidumbre perdía fuelle y caía en contradicciones:

Se os ruega que sigáis las siguientes instrucciones:

Evitad las setas y los frutos silvestres recolectados durante el presente año.

Los niños deben evitar el acceso al bosque contiguo al pueblo.

Limitad el consumo de verduras frescas. No consumáis carne o leche de la zona.

Limpiad vuestras casas a fondo regularmente.

Levantad todo el mantillo de tierra de huertos y jardines, y enterradlo en las zanjas preparadas especialmente para ello, lejos de las zonas de residencia.

Es aconsejable deshacerse de las vacas lecheras y quedarse solo con los cerdos.[1]

El folleto es, en realidad, un manual de supervivencia sin precedentes en la historia del hombre. No era la primera vez que un accidente nuclear contaminaba con ceniza radiactiva un territorio habitado, pero nunca antes de Chernóbil un Gobierno estatal tuvo que reconocer públicamente el problema y distribuir un manual de instrucciones para sobrevivir en la nueva realidad posnuclear.

Durante la elaboración de este libro he visto muchos documentales y he leído muchos libros sobre Chernóbil. Todos ellos reproducen un mismo desarrollo narrativo. Tensos segundos transcurren en la sala de control de la central, mientras los operadores toman decisiones erróneas, irreparables. Las penetrantes sirenas de las alarmas dejan paso al chirrido perturbador y tenaz de los medidores de radiación. El protagonismo lo adquieren entonces apuestos varones eslavos de hombros anchos que arriesgan su salud con recia inconsciencia. Fuman cigarrillos, los aplastan y continúan luchando por salvar al mundo de un inédito antagonista radiactivo: el reactor que arde frente a ellos. El drama se desplaza después a los pabellones del hospital, donde esos mismos hombres han quedado reducidos a esqueletos de carne en descomposición. Y justo en el momento en que uno ya ha contemplado suficiente piel ennegrecida y daños intestinales, aparece el narrador para afirmar, como si todo hubiera sido una broma, que, en realidad, las consecuencias del accidente de Chernóbil se han exagerado enormemente.

Un periodista se adentra en el bosque de la Zona de Exclusión de Chernóbil, el área de treinta kilómetros de radio alrededor dela central que fue evacuada en las semanas posteriores al acci