On pourrait peut-être définir, ou du moins déterminer, le roman policier comme une branche de la littérature consacrée au Mal —je ne veux pas dire une branche consacrée au Mal, je veux dire une branche de ce qui, dans la littérature, est consacrée au Mal.
JEAN-PATRICK MANCHETTE
Este libro va de literatura de crímenes, unas historias que han seguido distintos itinerarios a lo largo de los años, configurando un macrogénero de lo que en Francia denominan «polar»,1 palabra procedente del argot y que es la abreviación popular de (roman)pol(icier),2 aunque también se ha utilizado «rompol» y últimamente cada vez más «littératures policières»3 para mostrar su heterogeneidad; en Italia la llaman «giallo»;4 en Alemania y en los países nórdicos, «krimi»;5 en los países latinoamericanos, «novela policial»; en el mundo anglosajón, «crime fiction», y aquí, a falta de algo mejor, la llamamos «novela negra y policíaca», término que recoge las dos principales ramas que ha seguido esta narrativa y engloba por un lado, lo que se podría denominar «literatura de la seguridad», donde ley y justicia van juntas, el crimen es una alteración del orden establecido y la investigación llevada a cabo por el detective o por el policía restablecerá el orden al identificar y neutralizar al criminal o, como afirma Marco Amici,6 «nel poliziesco il crimine iniziale avvia una narrazione il cui motore è l’investigazione e la cui conclusione, con la scoperta dei colpevoli, immancabilmente rassicura il lettore; il crimine non paga, viviamo nel migliore dei mondi possibili». Por otro lado, también incluye la «literatura de la inseguridad», donde ley y justicia no quieren decir lo mismo, y el orden social se encuentra tan perturbado al inicio como al final de la novela, que se parece mucho más al mundo que nos ha tocado vivir.
Entendemos, pues, el género negro y policíaco como un macrogénero que reúne todo tipo de corrientes y etiquetas: la novela enigma, los detectives de sillón, el caso de la habitación cerrada, el ladrón de guante blanco y los genios del mal, la novela problema; pero también la policíaca psicológica, la del detectivehard-boiled, la novela de delincuentes, la carcelaria, la psicología criminal y elnoir, la procedimental, la de espionaje, el suspense y el thriller, la novela crónica y, a partir de los años setenta, los diferentes subgéneros aparecidos y las diferentes hibridaciones.
Los ingleses, que han sido los maestros del género aunque no sus estrictos iniciadores, emplean muy diversas y variables expresiones para cada una de las especialidades que podemos englobar en lo que se entiende por novela policíaca. Durante el siglo XIX fueron estas denominaciones «crime-story» —narración de crímenes—, «mystery story» —narración de delincuentes—, «tales of terror» —cuentos de terror— y «police story» —narración simplemente policíaca—. Todos ellos fueron géneros populares bie