: Catherine Millot
: La vida con Lacan
: Ned Ediciones
: 9788416737321
: 1
: CHF 7.20
:
: Biographien, Autobiographien
: Spanish
: 112
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: PC/MAC/eReader/Tablet
: ePUB
'Hubo un tiempo en que yo creía haber comprendido el ser interior de Lacan. Creía tener una especie de percepción de su relación con el mundo, un acceso misterioso a un lugar íntimo del que emanaba su relación con los seres y las cosas, también con él mismo. Era como si me hubiera deslizado en su interior'. Así comienza Catherine Millot la narración de su experiencia vital junto a una de las grandes personalidades del siglo XX, el filósofo y psicoanalista Jacques Lacan. Millot, quien fue compañera sentimental de Lacan en los últimos años de su vida, es una reconocida analista y una figura del panorama cultural francés. En este viaje nos transporta a través de paisajes e interiores y nos acerca al Lacan más humano, aquel ser de extraordinario vigor que amaba el arte y a sus amigos, que reunía brillantez, pero también comicidad y vulnerabilidad. Y sobre todo, nos adentra en aquellos fructíferos años donde Lacan produjo algunos de sus seminarios más sólidos e inspiradores. ' Mi vida con Lacan es más que un relato autobiográfico, es un exquisito trayecto que nos acerca a la vida y a la comprensión de nuestra irreductible soledad.

Catherine Millot es una escritora y psicoanalista francesa que compagina su vocación por la escritura con su trabajo de profesora en el Departamento de Psicoanálisis de la Universidad de París VIII. Entre otras obras ha publicado Nobodaddy: l'hystérie dans la siècle (Nobodaddy: la histeria en el siglo), La Vocation de l'écrivain (La vocación del escritor) y Abîmes ordinaires (Abismos ordinarios).

La vida con Lacan

Hubo un tiempo en que yo creía haber comprendido el ser interior de Lacan. Creía tener una especie de percepción de su relación con el mundo, un acceso misterioso a un lugaríntimo del que emanaba su relación con los seres y las cosas, tambiénconél mismo. Era como si me hubiera deslizado ensu interior.

Este sentimiento de comprenderlo desde el interior iba acompañadode la impresión de ser comprendida, en el sentido de estar todo mi ser incluido en su comprensión, cuyo alcance me sobrepasaba. Su espíritu —su grandeza, su profundidad—, su universo mental, incluíaalo como una esfera contiene a otra más pequeña. Descubríuna idea parecida en la carta en la que Madame Teste habla de su marido. Al igual que ella, yo me sentía transparente para Lacan, convencida de queél tenía un conocimiento absoluto sobre mí. No tener nada que disimular, ningún misterio que esconder, me daba una completa libertad conél, pero no solamente eso. Una parte esencial de mi ser la depositaba en él,que era su guardián, no cargaba yo misma con ella. Vivía su lado durante años en medio de esta levedad.

Un día, no obstante,él estaba manipulando uno deaquellos nudos que le daban tanto trabajo y de repente me dijo: «¿Ves esto? ¡Eres tú!».Yo era, como cualquiera, sin importar quién,lo realque escapaba a su control, que le causaba tanto sufrimiento. De pronto me asaltó la idea de aquello que en míse le resistía como sólo lo real resiste.

Cuando digo «su ser»,¿quéquiero decir? Su particularidad, su singularidad, lo que en él era irreductible, su peso de real. Cuando hoy intento captar otra vez aquel ser, me vuelve a atrapar su poder de concentración, suconcentración casi permanenteen un objeto de pensamiento que nunca soltaba. Con el paso del tiempo, él mismo se había simplificado en extremo. En cierto modo, ya no era más que eso, esa concentración en estado puro. Concentración que se confundía con su deseo volviéndolotangible.

Yo la veía también en su forma de caminar, inclinado,con la cabeza por delante, como llevado por su propiopeso, recuperando elequilibrioa cada paso. Pero en esta misma inestabilidad, uno podíapercibir su determinación, que no se apartar