Jornada segunda
(Salen el Rey, don Arias, y Natilde.)
Natilde Solo será más seguro;
que todos reposan ya.
Rey ¿Y Estrella?
Natilde Durmiendo está;
y el cuarto en que duerme, oscuro.
Rey Aunque decillo bastaba,
éste es, mujer, el papel
con la libertad en él;
que yo le daré otra esclava
a Busto.
Arias El dinero y todo
va en él.
Natilde Dadme vuestros pies.
(Aparte con el Rey.)
Arias Todos con el interés
son, señor, de un mismo modo.
Rey Divina cosa es reinar.
Arias ¿Quién lo puede resistir?
Rey Solo, al fin, he de subir,
para más disimular.
Arias ¿Solo te aventuras?
Rey Pues,
¿por qué espumosos remolcos
por manzanas paso a Colcos?
Busto mi vasallo es.
¿No es su casa ésta en que estoy?
Pues dime, ¿a qué me aventuro?
Y cuando no esté seguro,
¿conmigo mismo no voy?
Véte.
Arias ¿Dónde aguardaré?
Rey Desvïado de la calle,
en parte donde te halle.
Arias En San Marcos entraré.
(Vase.)
Rey ¿A qué hora Busto vendrá?
Natilde Viene siempre cuando al alba
hacen pajarillas salva;
y abierta la puerta está
hasta que él viene.
Rey El Amor
me allane tan alta empresa.
Natilde Busque tras mí Vuestra Alteza
lo oscuro del corredor;
que así llegará a sus bellas
luces.
Rey Mira mis locuras,
pues los dos, ciegos y a escuras,
vamos a caza de Estrellas.
Natilde ¿Qué Estrella al Sol no se humilla?
Rey Aunque soy don Sancho el Bravo,
venero en el cielo octavo
esta Estrella de Sevilla.
(Vanse. Salen Busto, don Manuel, y don Íñigo.)
Busto Ésta es mi posada.
Íñigo Adiós.
Busto Es temprano para mí.
Manuel No habéis de pasar de aquí.
Busto Basta.
Íñigo Tenemos los dos
cierta visita que hacer.
Busto ¿Qué os pareció Feliciana?
Manuel En el Alcázar mañana,
amigo, en esa mujer
hablaremos; que es figura
muy digna de celebrar.
(Vanse [don Manuel y don Íñigo.)
Busto Temprano me entro a acostar;
toda la casa está oscura.
¿No hay un paje? ¡Hola, Luján!
¡Osorio! ¡Juanico! ¡Andrés!
¿Todos duermen? ¡Justa! ¡Inés!
¿También ellas dormirán?
¡Natilde! ¿También la esclava
se ha dormido? Es dios el sueño,
y de los sentidos dueño.
(Salen Natilde, y el Rey.)
Natilde Pienso que es el que llamaba
mi señor. Perdida soy.
Rey ¿No dijiste que venía
al alba ?
Natilde ¡Desdicha es mía!
Busto ¡Natilde!
Natilde ¡Ay Dios! Yo me voy.
Rey No tengas pena.
Busto ¿Quién es?
Rey Un hombre.
Busto ¿A estas horas? ¡Hombre,
y en mi casa! Diga el nombre.
Rey Aparta.
Busto No sois cortés;
y si pasa, ha de pasar
por la punta de esta espada;
que, aunque esta casa es sagrada,
la tengo de profanar.
Rey Ten la espada.
Busto ¿Qué es tener,
cuando el cuarto de mi hermana
de esta suerte se profana?
Quién sois tengo de saber,
o aquí os tengo de matar.
Rey Hombre de importancia soy.
Déjame.
Busto En mi casa estoy,
y en ella yo he de mandar.
Rey Déjame pasar; advierte
que soy hombre bien nacido;
y, aunque a tu casa he venido,
no es mi intención ofenderte,
sino aumentar más tu honor.
Busto ¿El honor así se aumenta?
Rey Corra tu honor por mi cuenta.
Busto Por esta espada es mejor.
Y, si mi honor procuráis,
¿cómo embozado venís?
Honrándome, ¿os encubrís?
Dándome honor, ¿os tapáis?
Vuestro temor os convenza,
como averiguado está,
que ninguno que honra da
tiene de daRla vergüenza.
Meted mano, o, ¡vive Dios,
que os mate!
Rey ¡Necio apurar!
Busto Aquí os tengo de matar,
o me habéis de matar vos.
Rey (Aparte) (Diréle quién soy.)
Deténte;
que soy el rey.
Busto ¡Es engaño!
(Aparte.)(¿El rey procura mi daño,
solo, embozado, y sin gente?)
No puede ser; y a Su Alteza
aquí, villano, ofendéis,
pues defecto en él ponéis,
que es una estraña bajeza.
¿El rey había de estar
sus vasallos ofendiendo?
De esto de nuevo me ofendo;
por esto os he de matar,
aunque más me porfiéis;
y, ya que a mí me ofendáis,
(Mete mano.)
no en su grandeza pongáis
tal defeto, pues sabéis
que sacras y humanas leyes
condenan a culpa estrecha
al que imagina o sospecha
cosa indigna de los reyes.
Rey (Aparte.) (¡Qué notable apurar de hombre!)
Hombre, digo que el rey soy.
Busto Menos crédito te doy,
porque aquí no viene el nombre
de rey con las obras, pues
es el rey el que da honor;
tú buscas mi deshonor.
Rey (Aparte.) (Éste es necio y descortés.
¿Qué he de hacer?)
Busto (Aparte.) (El embozado
es el rey, no hay que dudar;
quiérole dejar pasar,
y saber si me ha afrentado
luego; que el alma me incita
la cólera y el furor;
que es como censo el honor,
que aun el que le da le quita.)
Pasa, cualquiera que seas,
y otra vez al rey no infames,
ni el rey, villano, te llames
cuando haces hazañas feas.
Mira que el rey mi señor,
del África horror y espanto,
es cristianísimo y santo,
y ofendes tanto valor.
La llave me ha confïado
de su casa, y no podía
venir sin llave a la mía
cuando la suya me ha dado.
Y no atropelléis la ley;
mirad que es hombre en efeto;
esto os digo, y os respeto
porque os fingistes el rey.
Y de verme no os asombre,
cuerdo, aunque quedo afrentado;
que un vasallo está obligado
a tener respeto al nombre.
Esto, don Busto Tavera
aquí os lo dice, y, por Dios,
que como lo dice a vos,
a él mismo se lo dijera.
Y, sin más atropellarlos
contra Dios y contra ley,
así aprenderá a ser rey
del honor de sus...